viernes, 5 de mayo de 2017

Liza


Aveces me harta la poesía del rock argento, siempre por una zona ambigua en la cual el músico no termina de hacerse cargo de nada, es así desde los comienzos, y los que tienen algo para contar ya sea desde una bajada política o narrar una historia que se escape de lo imaginado no lo hacen de la mejor forma, llegando a ser bastante burdos y trillados. Esto es algo para destacar en Liza, proyecto de Gustavo Luis Lizarriaga, lo concreto, lo grotesco, lo insolente, sabe que quiere decir y sabe como contártelo. El escape a lo ya dicho una y otra vez, por un margen frontal y sórdido. Es lo primero que me impresiono de Liza, cuando escuche hace un tiempo atrás, el adelanto de su ultimo disco, "Los Roqueros" con esa estrofa "Los Roqueros en la dictadura grabaron todos no tenían censura, no se hagan los distraídos, no hay Roquero desaparecidos", punzante reflexión que no se ha escuchado en estos 50 años, en un disco en un escenario. Mas allá, las sardónicas historias de crímenes en el Conurbano y los oscuros moteles de sangre y silencio. En cuanto a lo musical predominan composiciones de choque, crudas de guitarras al frente que bordean el noise y el post-punk salvaje inhumano, presente en los temas "Fiesta", "Punky" o "Tech", pero también hay lugar para sugerir otros climas, donde esas seis cuerdas tienen un vuelo un contrapeso, de calma, en canciones como "El pez vuela" o "Baleada", todo su disco esta atravesado por una oscuridad palpable, como una presencia, una entidad, de atmósfera y relato...la Rolling Stone diría "un músico contestatario", yo diría un músico que entiende su contexto histórico.

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